jueves, 15 de noviembre de 2012

LA TEORÍA COMUNITARISTA

LA TEORÍA COMUNITARISTA

de Mesas Juveniles Colombianas, el Sábado, 28 de Julio de 2012 a la(s) 15:08 ·

CONCEPCIÓN

Uno de los principales momentos históricos en donde se hizo mención al término comunitarismo, fue cuando éste “se introdujo por primera vez en 1841 para referirse a los comunistas, de todo tipo”[1].  Sin embargo, este término pocas veces continuó siendo utilizado después de los acontecimientos que se experimentaron a partir de estas fechas. Hasta el punto de considerar dicha asociación como algo imprecisa y poco valorada; mayormente en los años 90 cuando el comunismo evidenciaba su contundente fracaso y el liberalismo se perfilaba como una creciente preocupación a nivel mundial, debido a la anomia que el mismo vaticinaba desde algunos sectores.

Es por esto que al respecto se puede decir que el término comunitarismo surgió, realmente por primera vez, en el libro El liberalismo y los límites de la Justicia de Michael Sandel en el año de 1982, con el ánimo de plantear una crítica a las nociones liberales de justicia  e individuo, presentes especialmente en la teoría de John Rawls”[2]. No obstante, no fue sino hasta Amitai Etzioni, desde comienzos de los noventa, en donde se legitimó el término comunitarismo para describir de  una manera muy particular y bien elaborada dicha realidad. De este modo se estableció el concepto de Responsive Comunitarian (la traducción correcta es “comunitarista sensible”), que “significa las instituciones profundamente democráticas que dan respuestas a la gente, no las dictatoriales (y que se diferencian) tanto de los comunistas como de los comunitarios autoritarios del este de Asia”[3]; dando cuenta de la evidente separación del comunitarismo con relación a los conceptos que se tenían del mismo hasta ese momento. Y dejando lo suficientemente claro, tanto en la esfera académica como en el ámbito social a nivel internacional, que “la obra de Etzioni es la única que reúne el suficiente cosmopolitismo académico incorporando las aportaciones de la filosofía, la economía, la sociología, el derecho de gentes y la teoría política, como para merecer (el) mejor reconocimiento”[4]  cuando de comunitarismo se habla.

Como hemos dicho, uno de los momentos más significativos del sociólogo Amitai Etzioni, fue cuando -a comienzos de los 90- él mismo, promovió junto con otros pensadores -de la época- la creación del Manifiesto Comunitario; en donde ponía en evidencia públicamente los afectos e intereses que giraban en torno a  la defensa de la comunidad, valorándola como elemento esencial de la sociedad, (…) siendo conscientes de que la misma no puede subsistir si sus miembros no dedican algo de su atención, energía y recursos a proyectos compartidos”[5]. Esto como una réplica al liberalismo, o al menos a ciertas variantes del mismo, que producen efectos considerados como indeseables:

Individualismo, desarraigo afectivo, devaluación de los lazos interpersonales, pérdida de identidad cultural, insolidaridad diacrónica, etc.

El aspecto más valioso del comunitarismo de Etzioni radica en el hecho de que su valoración por la comunidad no daña o desconoce la importancia de los derechos individuales, ya que la comunidad para él mismo se constituye en: “Aquel espacio en el cual los individuos desarrollan las aptitudes del autogobierno, así como el hábito de aprender a servir a los demás, y no sólo a ellos mismos”[6].  Ese reconocimiento de los derechos individuales como sustento del pensamiento liberal, no solo en lo social sino también en lo económico, define el comunitarismo de Etzioni (Anglo-Sajón) como una corriente de pensamiento congruente con los sistemas económicos capitalistas reinantes en las economías democráticas liberales más avanzadas del mundo. Sin embargo, el comunitarismo de Etzioni rechaza el liberalismo extremo e irrestricto (también llamado “libertarismo”), que pretende ignorar y desmerecer la importancia de la dimensión inherentemente colectiva y comunal de la vida en sociedad.

Es así, como dos sociólogos: Etzioni y José Pérez Adán, más adelante logran convertirse  en los principales abanderados y referentes de la teoría comunitarista. El primero en el mundo Anglosajón y el segundo, de manera muy especial en el contexto de habla hispana, debido a su interés en amplificar igualmente junto a otros intelectuales el impacto que ha ocasionado el llamado "comunitarismo sensible" que Etzioni defendiera en sus clásicos The Moral Dimension" (1988) y "The New Golden Rules" (1991). Lo anterior, con el ánimo de construir un discurso comunitarista que se distancie en parte del comunitarismo filosófico Anglosajón representado en personajes como Michael Walzer, Charles Taylor y Sandel, debido a la ignorancia que el mismo representa frente a ciertos aspectos estructurales de la dinámica comunitaria Iberoamericana. Pues como sugiere Pablo Guerra[7], el comunitarismo contemporáneo puede y debe leerse en clave latinoamericana.  Lo cual lo convierte en un comunitarismo más sociológico y que hunde sus raíces en la defensa de la familia, como comunidad fundamental del orden social, y

“en otros comunitarismos del pasado muy (…) relevantes para numerosas experiencias (…), como es el caso del personalismo comunitario de Mounier, o del comunitarismo de Buber; o para ir más atrás en el tiempo, del comunitarismo que pretendía romper con la racionalidad capitalista de la sociedad (Gemmenschaft), tal como expusieran varios clásicos, entre ellos el más notable, Ferdinand Tönnies. (realidad que igualmente se) comparte con los filósofos comunitaristas, (y) su carácter marcadamente anti-individualista, rescatando la clave de personas insertas en comunidades, y de comunidades consideradas también como sujetos históricos con derechos y deberes”. [8]

Es por esta razón que para conocer, entender y aprender el verdadero sentido y mensaje del comunitarismo contemporáneo; se supone la superación de la complejidad de sus fuentes y marcos de interpretación. No pensando el mismo únicamente desde la  exclusividad de autores anglosajones, pues de lo que se trata es de dar mejores respuesta a los retos que plantea el liberalismo y neoliberalismo (o ultra-liberalismo) en Iberoamérica y el mundo.

La paradoja del credo liberal, o sea la de su completa inviabilidad o supuesta legitimación y aparente aquiescencia global, ha logrado desde el siglo pasado que tres alternativas aparezcan en la actualidad como supuestas posibilidades para la superación de este credo social dominante, tanto de manera endógena como exógena. Éstas alternativas son el islamismo (una alternativa exógena), el ecologismo y el comunitarismo (dos alternativas endógenas); siendo ésta última -la del comunitarismo- la más valorada hasta ahora.

Es así como el sociólogo Español, y padre del comunitarismo moderno en Iberoamérica, José Pérez Adán, ha logrado posicionar el mismo comunitarismo como una ideología viable que busca superar los pésimos de la teoría liberal, neoliberal y/o ultra-liberal (entre otros pésimos ideológicos) reivindicando el derecho a la libertad (algo propio del liberalismo) en la escena contemporánea y; enfatizando en la importancia de la familia soberana o autónoma como signo visible de dicha libertad. Reconociendo que a pesar de ser una alternativa poco conocida y una corriente relativamente nueva del pensamiento sociopolítico - que como se dijo, tuvo su origen entre la comunidad intelectual anglosajona -; ésta resulta siendo la mejor vía para superar tanto el individualismo que supone parte de la estirpe liberal, como los planteamientos ideológicos reaccionarios que representa parte del islamismo; e igualmente   la falta de altura y peso ideológico que supone el ecologismo (al no contar con el necesario carácter totalista), como credos alternativos al comunitarismo.

Es así como este mencionado sociólogo logra demostrar que el comunitarismo sigue siendo la alternativa más opcionada y plausible, a la hora de lograr un seguimiento mayoritario que responda a los retos que representan nuestras sociedades, y su individualismo metodológico implícito; dejando la sensación de que el comunitarismo es una teoría coherente y homogénea que se diferencia claramente de otras teorías y específicamente de los pésimos sociales del liberalismo con respecto a la familia (funcional) y la igualdad, como diría en sus propias palabras:

"Una de las lacras más penosas del liberalismo práctico que impregna la cultura pública de muchos de nuestros países es su concepción materialista de la igualdad. En esto el comunismo y el liberalismo están mucho más cercanos de lo que parece. En ambos casos el sujeto individual, en uno por imposición y en otro con libertad, asume su distinción en base a criterios cuantitativos.  Sin embargo, para nuestra visión del individuo, una concepción no materialista de la igualdad ha de tener en cuenta necesariamente   las necesidades espirituales y trascendentes, es decir los afectos,   el altruismo solidario, la equidad generacional, etc. Necesidades éstas que se manifiestan propiamente en la familia. Difícilmente podremos hablar, pues, de igualdad sin referirnos a la familia”. [9]


Por consiguiente, es cada vez más visible en los ámbitos privados y públicos que el comunitarismo al deslindarse en parte del liberalismo y su concepción de la igualdad; no solo continua generando inquietud e impacto en el mundo Anglosajón sino que también lo sigue haciendo de manera muy especial en países como Colombia.  Lo anterior, debido a la crítica constructiva que el comunitarismo se empeña en hacer al acendrado individualismo contemporáneo. Un individualismo visibilizado también en el colectivismo representado en el socialismo[10], militarismo o el pseudo comunismo (totalitarismo) de algunos de los países vecinos: El con-su-mismo materialista.

Es de resaltar que gracias a que dicha escuela política - la del comunitarismo - con los aportes de José Pérez Adán, se ha logrado ir más allá del historicismo y el disciplinarismo. Pues ésta corriente ha conseguido convertirse en contexto y acicate para el cambio de la sociedad; gracias a su invitación a la construcción de una buena sociedad y al incidir de manera positiva en el mundo de la vida práctica de muchas personas, tanto académicas como sencillas, ya que las tésis centrales del comunitarismo, en especial aquellas que nacen - como hemos dicho de la interpretación que se hace desde la sociología - auguran  la materialización de un desarrollo a escala humana. El cual supone la superación definitiva del economicismo neoliberal adoptado por muchos países en el marco de una globalización altamente excluyente y homogenizante que la gran mayoría de las veces solo a buscado  y logrado dar sus espaldas a la solidaridad orgánica producto de su desarrollo lineal altamente mecánico y sediento de replicantes.

De acuerdo con todo lo anterior se llega a la conclusión de que “Los tres aspectos que marcan lo distintivo del comunitarismo, en el debate ideológico contemporáneo son:  La jerarquía de los valores, la construcción social del valor y la certificación a posteriori  (en sus resultados históricos) de la distinción entre óptimos y pésimos”. [11] por lo cual muchos pensadores, investigadores y difusores del comunitarismo en Iberoamérica tales como, Carlos Díaz, José Loayza, Jorge de Pico, Mario Díaz, Alfredo Sarmiento, Daniel Garavito Villareal, Edgar Antonio López, Antonio Colomer Viadel, Alicia Ocampo Jiménez,   Pablo Guerra Aragone y en especial parte de la juventud Iberoamericana[12]; coinciden en    que estos tres aspectos configuran al comunitarismo como una ideología intelectual  de hondo calado. O sea una verdadera alternativa social que, permite la superación de la desesperanza que producen realidades marcadas por una era post-ideológica, altamente materialista e individualista, que solo apunta hacia su universo solipsista. Siendo el sociólogo José Pérez Adán - como hemos dicho - el más representativo a la hora de enfatizar en la importancia que tiene la familia soberana frente a un multiculturalismo que cada día subsume la diversidad cultural a la cultural liberal e individualista. A continuación se hará una breve descripción de tales aspectos.

[1] Ver. Etzioni. El guardián de mi hermano. Autobiografía y mensaje. p. 232
[2] Comparar García Rubio, Mónica. Una introducción al comunitarismo desde la perspectiva del derecho político, 2007. Documento Electrónico.
[3] Ver Etzioni. El guardián de mi hermano. Autobiografía y mensaje. p. 233.
[4] Ver Pérez Adán, José. “Las razones de ser del comunitarismo”, 2006. p. 1. Documento Electrónico.
[5] Comparar Etzioni. El guardián de mi hermano. Autobiografía y mensaje. p. 243
[6] Comparar Etzioni. El guardián de mi hermano. Autobiografía y mensaje. p. 243.
[7] Uruguayo. Dr. en Sociología. Profesor en la Universidad de la República y Universidad Católica.
[8] Ver Guerra, Pablo. “Comunitarismo en América Latina”. p. 1. Documento Electrónico.
[9] Ver en Anexo 2. La familia.  
[10] "Los marxistas sostienen que, cuando el proletariado se ampara del poder político, el Estado no puede desaparecer de un día para otro. Es necesario destruir el aparato anterior y construir uno nuevo de carácter proletario, porque la lucha de clases continuará y, por lo tanto, se necesitará un aparato que cumpla las funciones de represión de las clases que se opongan a la construcción del socialismo. (...) Ahora bien, la tesis marxista sostiene, además que este Estado de tipo proletario tenderá a ir desapareciendo, tenderá  a extinguirse.  A medida que se avanza hacia el comunismo, hacia la supresión cada vez mayor de la diferencia de clases". Ver Marta Harnecker, Los conceptos elementales del materialismo histórico, 1973. 
[11] Ver Pérez Adán, José. “Comunitarismo”, 2006. p. 3. Documento Electrónico.
[12] Ver Mesas Juveniles Colombianas. “Declaración del XVI Congreso Internacional Ciencia y Vida Asunción, Paraguay, 28-30 julio, 2011”, 2011. Documento Electrónico.

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